Desobstrucciones para la Autopoiesis:
"La poesía despierta la apariencia de lo irreal y del ensueño, frente a la realidad palpable y ruidosa en la que nos creemos en casa. Y sin embargo es al contrario, pues lo que el poeta dice y toma por ser es la realidad" ~ Martin Heidegger
Heidegger hace la siguiente analogía: el pensamiento es como un camino que se recorre -o no-. Hay caminos más hermosos y elevados, hay caminos profundos y fangosos, hay caminos que son una aventura y hay caminos cortos, escuetos, simples, recorridos ya mil veces por su facilidad, hay caminos que se evitan por temor, hay todos los caminos posibles por explorar. Estos caminos recuerdan el córtex neuronal, que es una imagen cartográfica de cómo se plasma el mundo en nuestro cuerpo a través de la experiencia y la percepción. Las redes neuronales son una multiplicidad de caminos rizomáticos que tienen interconexiones - y desconexiones- que pueden ser exploradas en una cartografía delirante y no lineal y racional, y que tienen todo que ver con no sólo cómo uno se siente y se percibe a sí mismo, sino con los hábitos, las acciones, las compulsiones y las formas de ser-en-el-mundo. El sistema nervioso cambia su forma de percibir con cada renovación de conceptos y las sinapsis en él se van formado por hábitos y modelos inamovibles que nos envejecen y las experiencias novedosas tienen nuevas redes de información cuando la repetición de los hábitos se vuelve obsoleta y amenaza la conservación de nuestra especie: esto se llama neuro plasticidad desde la ciencia y la lucha entre Eros y Thanatos desde las poéticas colectivas de occidente.
Para que caminar valga la pena, para vivir, hay que volver a La Poesía. Esto es: recorrer caminos disparatados, hacer bodas con la tierra en la exploración de nuevos caminos para recorrer de esta forma el mundo interno, el cuerpo -que es perfecto- y los caminos de pensamiento, que son una analogía cartográfica del mundo que habitamos, un juego retroalimentativo en el que uno se hace con el mundo y el mundo lo hace a uno. Esto tiene una razón de ser: el lenguaje no nació como una proeza técnica y descriptiva, ¡apareció como poesía! La conciencia nació como poesía. La poesía es originaria. Luego se tecnificó para generar estructuras sociales de poder, por facilidad, para crear simulacros, para evitar la angustia y para que todos recorramos el mismo camino. Así apareció el infame "sentido común" y el anquilosamiento envejecido de las formas.
El lenguaje es nada más que la conciencia, pura conciencia: sin lenguaje no habría conciencia. La poesía es el lenguaje primitivo de un pueblo histórico. La conciencia originaria es la poesía. Por esto, cuando ensoñamos y deliramos lúcidamente, gozamos tibiamente con las posibilidades, escuchamos el llamado del organismo auto regenerativo en su proceso vital de Thanatos y Eros y la conciencia se dilata para abordar los caminos del mundo y la tierra de otras formas más bellas, tranquilas, orgánicas. Se transforma la manera en que se estructura la conciencia, se invierten las prioridades: desde lo racional y lo tecnocrático al disparate y delirio poético. Del desprecio a las formas estáticas que secuestraban nuestro ser creativo, desde la negación de todo lo que creíamos que éramos y a través del delirio lúcido del ensueño, aparecen mundos posibles, aparece una nueva conciencia extática, deviene un nuevo Creador.
Con el disparate y la disolución de los viejos caminos, los caminos que parecían irrecorribles e imposibles aparecen como nuevos mundos, como posibilidades. En esta instancia, la razón sólo sirve para tomar nota de lo que está ocurriendo. Es fundamental callar la razón, "ponerla en estado de shock", dejarla como espectador y también desconfiar de las histerias emocionales, que son hijas monstruosas de la razón y de la resistencia a los procesos del juego vital del Eros y Thanatos. Por esto, el silencio es importante. La soledad es importante. Las emociones serenas como la angustia, la melancolía y lentitud saturninas son muy importantes: permiten un apartamiento del mundo más que de una necesidad de conexión curiosa y frenética con las formas preestablecidas. El acto creativo está detonado por la necesidad y no por la curiosidad.
Hay que amar el disparate, eso está en nuestra biología: para que haya vida hace falta un co-estar amoroso con los mundos y con la tierra, hay que desconfiar siempre cuando depredación y dominio aparecen como sinónimos de la conservación de la vida, porque la vida no conquistó la tierra con combates sino con alianzas.
Todos los libros de magia (como la biblia, si se lee adecuadamente) hablan del poder de la palabra, ¡la poesía es originaria! La cultura es un simulacro, la poesía es la autenticidad.